LA LIBERTAD DE LECTURA EN LAS ESCUELAS: UNA MIRADA DESDE LA COMUNIDAD EDUCATIVA
En medio de una nueva controversia en el ámbito educativo, María Virginia Calvo, trabajadora social y docente, destacó la importancia de fomentar la libertad de lectura en las escuelas y de consensuar los contenidos literarios entre los actores de la comunidad educativa
Esta discusión surge tras las críticas a libros presentes en bibliotecas de escuelas secundarias bonaerenses como Cometierra de Dolores Reyes, Las aventuras de la China Iron de Gabriela Cabezón Cámara y Las primas de Aurora Venturini. Líderes políticos del gobierno de La Libertad Avanza, los señalaron como inapropiados, acusándolos de incluir contenidos sexuales explícitos, un señalamiento que ha polarizado aún más el debate educativo.
Calvo, sostuvo que “las escuelas son espacios para el crecimiento integral de los estudiantes, y la literatura, aún con sus aspectos más crudos, es un puente para abordar temas reales y complejos”. Sin embargo, enfatizó que la forma en que estos textos llegan a los jóvenes es clave.
El programa Identidades Bonaerenses, impulsado por el gobierno de la provincia, incluye estos títulos como parte de una colección de 100 libros para fomentar la diversidad y la reflexión crítica. Según Calvo, si bien los textos tienen un gran valor literario y abordan temáticas necesarias como el abuso, el consentimiento y las relaciones humanas, “es fundamental que los docentes y bibliotecarios presenten los libros contextualizando su contenido para los estudiantes”.
“Que un joven tenga acceso a una obra con descripciones explícitas no es algo malo en sí mismo”, explicó la especialista, “pero es crucial que se le prepare para enfrentar esas lecturas desde una comprensión adecuada, especialmente si estas abordan situaciones complejas como el abuso o la violencia”.
La analista consideró inapropiado utilizar este material para lecturas grupales en clase debido a su carácter íntimo. “La lectura es un acto profundamente personal. Cuando alguien se sumerge en un libro, lo hace desde su propia historia y sensibilidad. Por eso, cada estudiante debe tener la oportunidad de procesarlo a su manera antes de discutirlo con sus compañeros”, reflexionó.
Sin embargo, la docente resaltó el valor de abrir espacios de diálogo tras la lectura individual. “Es esencial que los jóvenes puedan expresar cómo los impactó el texto, debatir y enriquecer sus puntos de vista. Esto no solo fomenta la reflexión, sino que también fortalece su capacidad para entender otras perspectivas”, dijo.
El impacto de la ESI y el prejuicio en la educación
El programa de Educación Sexual Integral (ESI), otro punto álgido en este debate, fue defendido por Calvo como una herramienta indispensable para acompañar este tipo de lecturas. “La ESI es el marco que permite hablar de estos temas desde la educación, la empatía y el respeto. Pero debemos asegurarnos de que los docentes estén formados para abordar estas discusiones de manera adecuada y sin prejuicios”, afirmó.
Además, criticó la tendencia a excluir ciertos contenidos con base en juicios previos sobre los estudiantes. “Cuando se decide que un material no es apto para determinados grupos, estamos negando oportunidades de crecimiento y aprendizaje. Todos los estudiantes tienen derecho a acceder a estas lecturas, sin filtros que perpetúen desigualdades”.
Finalmente, Calvo instó a que esta polémica sirva como un catalizador para mejorar la educación. “En vez de polarizarnos, debemos trabajar juntos para construir una escuela que respete la libertad de lectura y promueva el desarrollo integral de los jóvenes. La literatura nos ofrece herramientas poderosas para entender el mundo, y debemos aprovecharlas de manera responsable y consensuada”.
En medio de un debate que combina lo literario, lo político y lo educativo, las palabras de Calvo invitan a un enfoque equilibrado, en el que la formación integral de los estudiantes prime sobre las tensiones ideológicas.